La calidad de aire interior en instituciones de salud es de gran importancia, considerando que afectaen forma directa a todos los individuos que se encuentran en el edificio, siendo además un agravante los casos de vulnerabilidad del sistema inmunológico, y el tiempo de permanencia en la institución. En algunos países, existen normativas y disposiciones que deben ser cumplidas para garantizar una buena calidad de aire dentro de los edificios de salud.

Sin embargo, en países donde aún no se han desarrollado lineamientos específicos a tal fin, coexiste una realidad de deficiencia tanto en la calidad del aire como en el mantenimiento edilicio, propiciando infecciones ubicuas que inciden en la permanencia de los enfermos internados, así como en la propagación de contagios en personas con sistemas inmunológicos debilitados.

La condición de diseño del sistema de aire en hospitales debe cumplir tanto con un estándar de confort térmico como con la higiene ambiental. De esta manera, el confort resulta a condición de un sistema de climatización apropiado, que debe contemplar cada necesidad en la totalidad de los sectores del edificio. La condición de confort no resulta igual para un paciente internado, con características más del tipo letárgicas, como para un trabajador administrativo que habitualmente estará en movimiento.

Por otro lado, cumplir con una condición higiénica implica la necesidad de determinadas etapas de filtración por las que debe pasar el aire antes del suministro al ambiente destino.

En este aspecto es indispensable, para determinar el diseño adecuado, considerar la actividad del ambiente a abastecer. Por ejemplo, una sala de espera donde se reúne una población potencialmente enferma, sin diagnosticar en muchos casos, y conviven con individuos aparentemente sanos, no resulta conveniente la recirculación del aire respirable, puesto que puede distribuir fácilmente los agentes infecciosos.

Considerar cada actividad dentro del hospital permitirá zonificar los sistemas de aire, de manera tal que se eviten las contaminaciones de un ambiente a otro, o de un paciente a otro, por ejemplo en casos de salas de aislamiento, donde puede haber pacientes con inmunodeficiencias que deberán estar protegidos de cualquier infección circundante, o bien pacientes infectocontagiosos que por el contrario deberán contenerse para evitar la propagación de la infección.

Cada uno de estos espacios deberá contar con las características especiales para un sistema de hvac que pueda cumplir con los patrones de calidad necesarios.

En los estándares de calidad ambiental de algunos países europeos, se consideran ciertos parámetros en los que se basa el sistema de aire para un centro hospitalario:

• Temperatura y humedad relativa

• Velocidad media del aire

• Caudal mínimo de aire exterior

• Filtración del aire

• Extracción del aire para el control de emanación de gases y toxinas

Los dos primeros ítems, hacen referencia a la calidad en base al confort de los individuos considerando una temperatura ambiente que no produzca valores extremos que afecten el comportamiento de las personas, y una velocidad adecuada de manera tal que no se perciban ruidos producidos por el paso del aire a través de los conductos, o en la salida a través de los difusores o rejas.

Analizando los ítems posteriores debemos considerar que en un ambiente nosocomial, la calidad del aire interior debe ser óptima. Por lo tanto al calcular el caudal mínimo requerido de aire exterior, se debe contemplar la cantidad de gente que estará en el lugar, durante cuánto tiempo (considerando una posible acción sustentable del equipo), las emanaciones odoríficas (por ejemplo en un cuarto de traumatología donde se aplican yesos), y las concentraciones de CO2. El caso más significativo será el determinante para un mínimo recambio de aire en el ambiente.

Para determinar las filtraciones adecuadas, es necesario conocer el entorno de emplazamiento del hospital, y el requerimiento específico del sector o salas a abastecer.

Por ejemplo, el aire exterior de un edificio emplazado en cercanía a avenidas, contendrá grandes concentraciones de CO2 producto de las combustiones del tráfico vehicular. Si existen focos de contaminación cercanos, como basureros, o aguas contaminadas, también podrían afectar a la calidad del aire de ingreso y deberá contemplarse en el diseño de las etapas filtrantes.

Los requerimientos de los ambientes a abastecer también resultan importantes a la hora de elegir el filtro eficiente, por ejemplo un quirófano no tendrá las mismas características que un consultorio externo de atención ambulatoria.

Respecto al aire de extracción, a la hora de proyectar en la instalación la necesidad de extraer o recircular, debemos tomar en cuenta el nivel de contaminación del ambiente, no solo basado en partículas sino también en las emanaciones, en cuyo caso podrían convivir en el mismo ambiente, un sistema de aire de recirculación con un sistema de extracción localizada en el punto considerado, a condición del estudio del funcionamiento y la operatividad de ambos sistemas en conjunto.

Para concluir, solo cabe mencionar, que cuando hablamos de aire interior, se trata del aire que respiramos dentro de un edificio, que se encuentra tratado mecánicamente con mezcla del aire exterior. Y si bien en esta oportunidad lo abordamos desde la perspectiva hospitalaria considerando las graves consecuencias cuando no existe una buena calidad de aire, no podemos dejar de considerar otros espacios igualmente afectados como por ejemplo oficinas, salas de reuniones, aulas, espacios de entretenimiento, entre otros.

 Tengamos en cuenta que una buena calidad de aire interior,

nos da una mejor calidad de vida. 


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