La bioseguridad es un conjunto de herramientas de aplicación que tiene como objetivo la protección de la salud y de la seguridad, frente a un riesgo biológico, tanto de las personas como del medio ambiente.

Cuando este término se asocia a centros de salud, hablamos de bioseguridad en el ámbito hospitalario, donde se deben aplicar medidas preventivas para lograr la condición de contención necesaria, tanto para el paciente como para el personal dentro del centro, la comunidad y el medio ambiente.

Estas medidas de contención estarán directamente relacionadas con el agente infeccioso o el riesgo biológico que exista.

Dentro de los principios de la bioseguridad podemos reconocer tres conceptos básicos y fundamentales:

Universalidad: implica que las prácticas deben alcanzar a todas las personas, se reconozca o no una patología. Esto cobra sentido cuando entendemos que se trata de la aplicación de medidas preventivas. El personal que trabaja en el centro nosocomial, deberá conocer y seguir rutinariamente estas prácticas.

Barreras de Contención: son aquellas que evitan la exposición directa al riego, mediante el uso de materiales, elementos de protección primaria, equipamiento y procedimientos adecuados.

Manejo de Residuos: se debe indicar la forma correcta y los dispositivos adecuados para la eliminación del material contaminado.

Los centros de salud, por su condición en la asistencia médica, resultan focos importantes de propagación de enfermedades infecciosas.

Las condiciones edilicias, sumado a las prácticas cotidianas de organización, la falta de información clara a los pacientes (que permite que deambulen), los escasos recursos y las deficientes instalaciones, entre otras cuestiones, no  logran abordar la seguridad necesaria para garantizar la protección frente a un posible riesgo biológico.

¿Cuál es el rol de los sistemas de hvac en materia de bioseguridad?

Los sistemas de aire, adecuadamente diseñados, resultan un límite a la propagación de determinados procesos infecciosos. Esta frontera, es altamente eficiente si se toman las consideraciones de cada caso, y se establecen las etapas y requerimientos que permiten que el sistema sea eficaz. Sin embargo, incluso el mejor de los sistemas de hvac, no puede actuar independientemente de otras prácticas, como la atención y aislamiento de pacientes infectocontagiosos, así como tampoco puede responder cuando no está adecuadamente mantenido.

Para que un sistema de hvac pueda actuar como colaborador en un proceso de bioseguridad es necesario conocer qué objetivo deberá cumplir la instalación, qué proceso deberá contener, y considerar los espacios físicos disponibles para poder determinar las fronteras y adecuar los requerimientos.

Los recursos económicos juegan un rol de importancia, pero de ninguna manera un sistema eficiente se limita a ello. De manera que siempre resulta necesario que se puedan considerar todas las particularidades de cada caso y eso resulta en una práctica interdisciplinaria que permita aportar el conocimiento y la experiencia de cada individuo, lo cual en interacción de especialistas en el rubro en cuestión, en este caso hablamos de especialistas termomecánicos, pueden lograrse los resultados esperados con un presupuesto acorde a cada necesidad.

Las medidas de bioseguridad deben considerarse como prácticas rutinarias en cualquiera de las áreas hospitalarias.

De esta manera se constituirán como hábito y se convertirán en la primera herramienta de aplicación para disminuir los riesgos de contagio y disipación, de incluso, las más comunes de las infecciones intrahospitalarias.